Durante mi pasado proceso creativo, mis obras estaban dirigidas a ser una reflexión crítica de la condición del ser humano y su existencia en un entorno urbano. Utilicé distintos lenguajes artísticos para expresarme, como: performance, películas en super8 e instalaciones junto con objetos de uso domésticos. Después de dejar la ciudad y marcharme a vivir a una isla, la intención de mi trabajo cambió radicalmente. Inserta en este nuevo entorno, tomé el lenguaje de la pintura como medio de expresión para traducir la naturaleza en la que estaba inserta.

Desde entonces he pintado durante los últimos 8 años. Mi trabajo ha abarcado desde paisajes, hasta flora y fauna. Todo en cuanto un mundo natural llega a sobrecogernos, donde en lo posible, no existan huellas ni evidencias de lo humano. Considero que al instalar mis pinturas en un espacio determinado, estas se transforman en ventanas, proyectan la visión como un túnel donde escapa la mirada y el espectador trasciende su contingencia cotidiana, alcanzando una realidad distinta, de la mano con la naturaleza.